Una carpeta beige con una vieja pegatina dónde pone escrito a mano con rotulador de color verde “La otra cara del dolor”. Abrí la carpeta con cuidado, intrigado por el contenido, ¿Qué otra cara tiene el dolor?, me preguntaba. Dentro de ella encontré un escrito en un papel envejecido por el paso del tiempo y escrito con una máquina de escribir. Era el último trabajo de mi padre, me había contado mi madre antes de darme las indicaciones para poder encontrarlo.
Fue un descubrimiento muy importante para mí, no solo porque su contenido me ayudo a ver y pensar de un modo más eficaz ante la enfermedad, sino porque lo más importante és que me permitió conocer a mi padre mucho más a fondo. Por desgracia no lo pude conocer, mientras trabajaba en este proyecto la enfermedad grave que padecía lo llevó hasta la muerte.
Hace ya 25 años que “La otra cara del dolor” empezó a cobrar forma y sentido, y es ahora, después de pensar largamente sobre ello, cuando me he propuesto terminar el trabajo que mi padre comenzó al final de su vida, no sólo como un homenaje a su memoria sino también por si acaso sus experiencias, sentimientos y reflexiones pudieran ser útiles a otros, como a mí mismo lo fueron, para convivir mejor con la enfermedad y todo lo que ésta trae consigo.
Comienzo este proyecto con muchas ganas y con el apoyo de muchas personas a las que, desde aquí y desde ahora, quiero agradecer toda su ayuda para llevar adelante este blog en el que iré publicando en sucesivas entradas el legado que mi padre me dejó en su vieja carpeta beige.
Eduard Varela Zaparter Enero 2013